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Ángeles y demonios – Las niñas en el cine de terror


En La Mujer del Fotograma nos dedicamos a hacer un retrato de la mujer en el cine. Y no haríamos un retrato fiel si no comentáramos el papel que tienen las niñas en las películas de terror.

Los que disfruten con las películas de miedo se habrán dado cuenta de que muchos de los terroríficos protagonistas no son otros que pequeñas niñas, de apariencia angelical, pero de corazón diabólico. Como grandes representantes de estas niñas pensamos en Regan (Linda Blair), la niña de El Exorcista; Dakota Fanning en Hide and Seek; Samara (Daveigh Chase) en La Señal (The Ring); Anna Sophia Robb en La Cosecha (The Reaping); Esther (Isabelle Fuhrman) en La Huérfana (The Orphan); Drew Barrymore en Ojos de fuego (Firestarter); Jodelle Ferland en Silent Hill; la traumada adolescente Carrie…

Hicimos una encuesta entre nuestros seguidores en Facebook para saber por qué las niñas pequeñas pueden llegar a dar tanto miedo. Todas las opiniones giraban en torno a la creación de terror alrededor del concepto de contradicción: el hecho de que el mayor representante de la vida, de la felicidad, de la ternura, encarne la muerte y el horror es lo que realmente genera el terror incontrolable.

El hecho de que una cara de ángel oculte una naturaleza diabólica es profundamente simbólico: en el contexto judeocristiano, los demonios son esbirros del Ángel Caído e incluso se les puede considerar directamente ángeles caídos. Por lo tanto, la representación del mal a través de la imagen misma del bien remite a la tradición cultural de Occidente y por lo tanto se adentra en creencias y supersticiones profundas, arraigadas en el subconsciente de la audiencia, que atraviesan y perturban al espectador.

La industria cinematográfica suele usar a niños – tanto chicos como chicas – con el fin de explotar la imagen de inocencia y desestabilizar al público, pero es más común que se empleen niñas, ya que su imagen angelical puede ser aun más pronunciada que la un niño y el contraste, entre el exterior angelical y el interior perverso, aun mayor.

La contradicción se manifestó también en la encuesta en cuanto a la reacción de la audiencia a esas niñas malévolas: son personajes aparentemente vulnerables e inocentes, lo que genera en el espectador gran empatía (que más tarde lucha con la reacción de sospecha y antipatía al revelarse las intenciones del personaje).

Los encuestados estaban de acuerdo en que la explotación de la imagen de niña diabólica ayudaba a generar terror tanto visual como psíquico. Es evidente que nuestros conceptos culturales e incluso instintivos apuntan que una niña debería ser algo frágil e inocente, por lo que el terror psíquico está garantizado; pero además, al ver a niñas, en la flor de la juventud y la vida, demacradas y con aspecto cadavérico, de nuevo la información visual recibida no concuerda con la que tenemos almacenada y se genera distorsión visual, de nuevo contradicción e incluso ironía.

El romper con un estereotipo genera inestabilidad y sorpresa, lo cual juega a favor del cineasta en los films de terror. Lamentablemente, los encuestados concluían que es un recurso que ha sido explotado hasta perder su valor inicial y resultar predecible.

Por lo tanto, el recurso del personaje de niña diabólica es efectivo a diferentes niveles cognitivos y sensoriales debido a su impacto contradictorio y sorprendente, además de su concepto irónico y trágico de inocencia interrumpida. Desgraciadamente para los que adoramos el cine de terror, el recurso que generaba miedo está perdiendo sus dos claves de efectividad absoluta: la sorpresa y la inestabilidad; y remplazándolos por un guión y desencadenamiento de la historia generalmente predecible con personajes diabólicos, pero poco desarrollados.

Maria

Mujercitas: la historia de las chicas March


Mujercitas (Little Women), es una película dirigida por Gillian Armstrong en 1994. Al basarse en el libro escrito por Louisa May Alcott (29 Noviembre 1832- 6 Marzo 1888) se han realizado muchas películas sobre esta grandiosa novela: Elizabeth Taylor protagonizó la versión de 1949 interpretando a la pequeña de la familia: Amy. Pero esta versión de 1994 es, indudablemente, inigualable. Está interpretada por Susan Sarandon, Winona Ryder, Claire Danes y Kirsten Dunst.

Mujercitas es la historia de cuatro niñas que se convierten en mujeres tras una serie de acontecimientos que marcarán sus vidas para siempre, como es la Guerra Civil de los Estados Unidos que tuvo lugar entre los años 1861- 1865.

Quisiera ahora centrarme en estas cuatro protagonistas:

Josephine March (Winona Ryder), más conocida como Jo, es la segunda de las hijas de Marmee y Robin March. Es una aficionada a la escritura y su mayor sueño es convertirse en una reconocida escritora. Trabaja como lectora en la casa de su tía March (hermana de su padre) para poder ayudar a su madre económicamente, pero tiene grandes aspiraciones con respecto a su futuro: quiere ir a Europa para poder escribir teatro y alcanzar ese sueño de convertirse en una grandiosa escritora.
Para mí, Jo es la verdadera protagonista de esta historia. Es una joven valiente, de grandes sentimientos; tiene muy claro lo que quiere en la vida, y por encima de todo, es una chica que adora a su familia y hace todo lo que está en sus manos para ayudar a su madre (como en el caso en el que Jo vende sus cabellos para comprarle a su madre un pasaje de tren para poder ir a visitar a su marido herido de guerra).

Jo es también la más rebelde y la más sociable: gracias a ella, Theodore Lawrence se convertirá en el mejor amigo y aliado de esta familia, lo que servirá de mucha ayuda cuando los March pasen por uno de los momentos más difíciles de sus vidas.
La siguiente de las hermanas es Margaret March (Meg). Es la mayor de las cuatro hermanas y por ello la más responsable. Es una joven hermosa cuya meta en la vida es completamente lo opuesto a su hermana Jo. Ella se conforma con llevar la vida que su madre lleva que no es otra que el de casarse y tener hijos. Es el prototipo de la mujer del siglo XIX: trabajadora, honesta y sin ninguna aspiración de progresar profesionalmente en la vida.

Elizabeth (Beth) es la tercera de las hijas. Claire Danes hace una brillante interpretación, tanto que Beth es, para muchas personas, un modelo a seguir: es callada, dulce, cariñosa y  generosa. Está más preocupada por los demás que por ella misma: es una de las razones por las que se contagia de escarlatina mientras cuidaba a una familia de inmigrantes alemanes. Beth es, para mí, el personaje en el que está contenida la filosofía de esta película: cuando está enferma dice una de las frases que más me llamó la atención: “yo no soy como vosotras, Jo, yo nunca he hecho nada importante”. En esta simple frase se pueden aprender muchas cosas. En realidad lo que Beth hizo fue mucho más importante que lo que hicieron sus hermanas, las cuales de una forma u otra solo pensaban en ellas mismas. En una escena de la película, las cuatro hermanas están reunidas y comentan lo que quieren para Navidad: mientras que Jo, Amy y Meg aspiran a poseer cosas materiales, Beth desea que el sufrimiento de su familia termine; es decir, que acabe la guerra para que su padre pueda volver a casa.

Amy, la última de las hijas, interpretada por Kirsten Dunst es la más bella de la familia. Siendo solo una niña dice una de las frases que dará sentido a todo este film: “todas seremos mayores algún día y será mejor que sepamos lo que queremos”. Ella quería casarse con alguien “escandalosamente rico” y vivir una vida de comodidades y lujos. Es, para mí, la más egoísta de las hermanas, la que se fija solo en las apariencias y en el destacar. Es completamente vanidosa y está en constante conflicto con su hermana Jo.

Por último, y no por ello menos importante, quisiera hablar de la madre de estas niñas: Marmee. Ella es la madre ejemplar, cuida de la casa mientras su marido está ausente, procura que sus hijas sean felices y que no les falte de nada. Se involucra en trabajos caritativos a pesar de la miseria en la que está viviendo su familia e intenta guiar la moral de sus cuatro hijas.

Quisiera ahora definir con unas palabras lo que cada hija representa para mí:
Jo simboliza la rebeldía, las ganas de vivir, el éxito; Meg representa a la mujer honesta, la elegancia y la vida trabajadora; Beth simboliza la inocencia, la ilusión por vivir y Amy, como Jo, simboliza la rebeldía pero también la ostentación y el poder.

Quisiera concluir diciendo que Mujercitas, es una de las mejores películas de época en la que se observa, desde el punto de vista de una familia, cómo era la vida durante los años de guerra. Recomiendo ver esta película ya que cada uno de nosotros puede identificarse con alguna de las hermanas.

Aquí os dejo el tráiler:

Lucía